domingo, 18 de octubre de 2009

Evolución

Después de estar leyendo un rato el libro que mi querido Hermano J. me recomendó, La muerte: Un amanecer, miro en mi interior y veo que a cada página que leo me lleno más de amor, de ternura… y comprendo en breves espacios de tiempo, el porque de los sucesos que ocurren en la vida, todos ellos con una misión: la de enseñar. Hay que ser conscientes, que cuando un ser se sumerge dentro de sus penurias, lo olvida y se lamenta, sin embargo, sorprendentemente a medida que va aprendiendo, tarda menos en levantarse, sobre todo, si se deja guiar por ese ser que sabe lo que más conviene, pero el ser humano es impaciente y quiere saber que va a pasar y cuando estamos inmersos en los problemas nos quejamos, dejamos de creer en el y en nosotros mismos, pensando que no vamos a poder con la situación, no tenemos la paciencia suficiente para dejarnos llevar hasta el final y ver los resultados, dejamos de confiar, no entendiendo que la vida es como un parto, que a base de dolor comienza un nuevo resurgir, aunque parezca que el alma se desgarra por dentro en ese momento.

Dejarse llevar, como un barquillo de papel que es arrastrado por la corriente del agua, sin oponer resistencia alguna, sumergiéndose a veces y saliendo a flote otras, para varar en una orilla y desembarcar en nuevas experiencias de vida, toda una odisea el vivir, cuantas historias en una sola vida…

Y vuelvo al principio, al libro, ese libro que me esta enseñando que cuanto más vaciamos el tarro de amor, más rápido se llena de otro amor diferente, de un amor altruista, de un amor que da sin esperar nada a cambio, un libro que habla de la muerte y sin embargo al leerlo te descubre una nueva vida.

Dejar las manos abiertas, para quien quiera pueda volar libremente, dejar las manos abiertas, para que alguien las tome entre las suyas y comparta el momento presente, dejar las manos abiertas a la vida aceptando lo que esta nos presente.

Aprender del dolor y de los errores, comprender el porqué es necesario que ocurran determinados sucesos, por que como los gusanos de seda (de estos hablaré más adelante) la evolución de toda persona tiene un orden aunque no lo parezca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://elpensador91.blogspot.com/
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