miércoles, 18 de junio de 2008

Cuando una puerta se abre...


Todos conocemos ese dicho: Cuando una puerta se cierra, cientos se abren…pero, ¿cómo funciona?

Cuando todo parece ir mal y se cierran todas las puertas, sumiéndonos en la más profunda oscuridad, hay que esperar a que nuestros ojos, se aclimaten a la nueva situación, después de estar deslumbrados, la ausencia de luz requiere un proceso de adaptación, una vez la vista lo ha hecho, empezamos a percibir un tenue halo de luz, como en una cámara oscura, las imágenes se proyectan al revés, no dejandonos ver la realidad tal cual es. Entonces… la curiosidad puede hacer que nos acerquemos a la rendija a través de la cual pasa la luz y atisbemos por ella, viendo de manera limitada, que los objetos que se perciben del revés, ahora se ven tal cual son. Pero… si hay una rendija puede haber una ventana ¿por qué no abrirla? Al abrir esta ventana, la luz comienza a entrar en la habitación a raudales y nos deja ver lo que hay en su interior. Al haber estado a oscuras, la habitación, puede estar desordenada, con mucho polvo en todas e partes e incluso con telarañas. Empezamos a ordenar y a limpiar, una vez lista la casa, volvemos a pensar en lo que había fuera, nos asomamos y redescubrimos el mundo exterior, allí asomados vemos como pasa y se desarrolla la vida, y de repente, nos percatamos que lo que era una ventana no es tal ventana, sino una puerta, ¿Qué hacemos? ¿la abrimos? Si la abrimos y salimos, se nos puede cerrar y el confort que tenemos lo podemos perder, así, podemos permanecer un tiempo o toda la vida.

Nos aventuramos… la abrimos… y pensamos en la oportunidad de atravesarla para sumergirnos en el mundo exterior, damos un primer paso, otro y otro más y vemos que lo que nos rodea es un mundo de sensaciones y experiencias de vida… comenzando a disfrutar de ellas.

Descubrimos, en ese mundo que no estamos sol@s, que existen otros seres que son semejantes y empezamos a compartir experiencias, aprendemos a relacionarnos de nuevo, y llega un día que alguien nos invita a entrar en su mundo, a atravesar esa puerta... que también había atravesado ese ser, como nosotros hicimos en su momento.Entonces... decidimos hacer lo mismo e invitamos a pasar a través del umbral de la nuestra.

La vida continúa, puede que las puertas se vuelva a cerrar, pero la experiencia hará que sea por poco tiempo, el que los ojos tarden en adaptarse a la penumbra, para decididamente acercarse a la rendija, abrir la puerta y salir de nuevo al exterior, comenzando de nuevo a vivir, cuando una puerta se abre...

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