sábado, 28 de abril de 2012


A la deriva



Su voz se quebró por el llanto. La emoción era su pena. Un rayo surco el cielo y tronando le grito a ella - ¡Tienes que seguir! ¡No pares! Bastante has pasado como para mirar atrás. No vale la pena-. Continúo  la tormenta y en su pecho desgarrada su alma, gritaba con fuerza - ¡Sigue adelante! ¡Sigue! ¡No pares! ¡Que ya estamos cerca!
Miró a lo lejos. Vio brillar una estrella. Intentando seguirla, a cada paso que daba se disipaba la niebla. Sus ojos de sal enjugados,  vieron que  la luz que la alumbraba era un faro de la costa Portuguesa. ¡Ay! barquilla que desgarrada lucha a duras penas, temiendo naufragar y perder a los hombres, que exhaustos dan la vida por ella. Y cuando todo se creía perdido, cuando  todo era vacío para ella, oyó una voz desde otro barco, que venía a socorrerla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso y lleno de la sensibilidad que te caracteriza, Felicidades Manu.

Emilia S dijo...


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